
Amanecimos con un día completamente soleado en Bhaktapur tras el trekking por el valle de Kathmandú del día anterior. Hoy sería nuestro último día completo en Nepal antes de poner rumbo a la India. Hoy visitaríamos todo lo que nos queda de Bhaktapur y de Kathmandu, principalmente para ver el templo y crematorio de Pashupatinath.
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Visitar Bhaktapur
Lo primero que hicimos fue subir a nuestra azotea, donde dan el desayuno y se tienen unas vistas magníficas de Bhaktapur y sus templos, al estar en pleno centro, así como de las montañas. Nos quedamos embobados con la visión mientras esperábamos el desayuno.
Nos trajeron un desayuno occidental, tostadas con mantequilla y mermelada, una tortilla francesa y patatas fritas, acompañado de un buen café. Muy rico todo y recién hecho, que para lo que habíamos pagado por este hotel en pleno centro con habitación privada con baño y desayuno, 14€ al cambio, fue genial.
Salimos a la Plaza Durbar, a pasear por ella y descubrir cada templo y cada recoveco de la plaza que no habíamos visto el día anterior. Una plaza preciosa, como la de Patán o Kathmandú, aunque si me tengo que quedar con una de las 3 Durbar, creo que elegiría la de Patan.
Volvimos a hacer el recorrido del día anterior, visitando el resto de plazas de la ciudad. Plaza Dattatreya, Plaza Taumadhi, Plaza de la Cerámica… y sus muchos templos, callejuelas, mercados y simpática gente.
En Pottery Square sí que encontramos mucho más ambiente ahora por la mañana, lleno de gente trabajando en la cerámica, poniéndola al sol para secar, dándolos forma, una plaza muy entretenida para observar, y también llena de puestos para comprar recuerdos de la zona.
Nosotros aprovechamos a comprar aquí recuerdos, pues mañana nos íbamos a la India y Bhaktapur estaba lleno de pequeños e interesantes puestos, y sin ser nada agobiantes. En Kathmandú también hay muchos puestos, aunque aquí está todo más hecho al turista y son algo más pesados. Aprovechamos a comprar también bolsas de té del Himalaya y los imanes que siempre decoran nuestras neveras, antes de volver camino del hotel.
Nos despedimos del chico de recepción, no sin antes subir a la azotea a ver las últimas imágenes de la zona. Preciosas vistas y muy recomendable lugar, aunque con lo mínimo, a ese precio y en el centro para nosotros fue perfecto.
Como ir de Bhaktapur a Kathmandu
Decidimos dar por finalizada nuestra visita a esta preciosa ciudad, para volver a Kathmandú, ya que nos quedaban aún cosas por ver y allí en el Asmita estaban nuestras mochilas, donde pasaríamos nuestra última noche en Nepal. Para ello, salimos hacia la calle principal y allí paran diferentes buses. Preguntamos a gente que había por allí y nos dijeron que por esta zona vendría alguno. Tuvimos suerte y al poco paró uno a unos cuantos metros nuestro y el chico al que habíamos preguntado nos hizo señas para que fueramos corriendo a ese. Preguntamos ¿Khatmandu? Asintieron y para adentro. Pagamos 50 rps por el viaje.
Según llegamos a Kathmandu, decidimos ir a Thamel para ir a comer a nuestrocutre, barato, riquísimo y querido Western Tandoori, como despedida. Nos pedimos 2 grandes cuencos del exquisito pan Naan, un fried rice, un chicken curry, dos cocacolas y una botella grande de agua, por 345 rps.
Lo siguiente que hicimos fue ir hacia una oficina de Air India que habíamos fichado. ¿Por qué? Pues quisimos hacer el check in online del vuelo Kathmandu-Varanasi el día anterior pero no había manera, así que para evitar problemas cogimos un taxi y lo regateamos a 100 rps para que nos llevara allí. Adentro nadie tenía idea de cómo hacerlo, menos mal que antes de irnos nos oyó uno que enseguida nos hizo el checkin y nos confirmó asientos, para así más tranquilos poder ver lo que nos faltaba de la capital nepalí.
Templo Pashupatinath, crematorio de Kathmandu
Desde allí volvimos a coger un taxi que nos llevara hasta el templo de Pashupatinath, uno de los Templos más sagrados hacia el Dios Shiva del mundo. En esta zona tienen montado un buen chiringuito mafioso, donde según llegas te hacen pagar un buen pastón (1000 rps), pero dado que no se puede ver lo importante ya que entrar es sagrado, quisimos evitar el «palo». Se lo comentamos a nuestro taxista y nos dijo que él tenía obligación de pasar por allí para que nos cobraran, pero le convencimos para que pasara y nos dejara en la siguiente puerta, ya que a él no le gustaba nada lo que tienen montado pero le «obligan». Nos pararon justo en la calle de entrada unas señoras en «modo control» que le dijeron que nos bajara pero el conductor dijo que no, que íbamos más adelante, intentaron que nos bajáramos pero conseguimos pasar de ellas, dejando atrás sus insultos hacia el pobre taxista.
Nos dejó al lado de Pashupatinath, en otra de las puertas, fuera de las «recaudadoras» y entramos tranquilamente por el templo. Os recuerdo que al templo no se puede entrar, solo al recinto que es abierto. Esta mafia que tienen montado no les gusta nada a la mayoría de los habitantes de Nepal y está dirigida por los sacerdotes Bhattas. El propio gobierno en 2009 cambió a los sacerdotes por maoístas, pero tras una revuelta volvieron los Bhattas, donde siguen manteniendo su «tinglado». Nosotros no quisimos dar ni una rupia a esa gente, pero conseguimos igualmente entrar al recinto. Por cierto, al taxista le dimos los 250 rps del viaje desde la oficina de Air India hasta allí que está bastante lejos (y Kathmandu es caótica para conducir).
El Templo de Pashupatinath es uno de los más importantes de Kathmandu, siendo el templo hinduistas más antiguo y está dedicado a la forma de Shiva de Pashupati, el Señor de las bestias.
Este lugar es un crematorio, por lo que dentro hay que respetar y tener educación con lo que se ve y con las familias que están velando a sus muertos.
Después de ver la zona principal de Pashupatinath, giramos a la derecha y fuimos rodeando el templo hasta bajar por unas escaleras (donde nos encontramos a un escuadrón de monos que se asustaron con el encuentro igual o más que nosotros) donde llegamos al lado del río Bagmati, donde caen los cadáveres incinerados, realmente sucio y con semejanza al río Ganges de Benarés.
Vimos también como un niño registraba las orillas del río, en busca de algún anillo o algo de valor que se haya pasado guardar y pueda recogerlo. Imágenes duras tras un fuerte humo de la última y reciente incineración.
Contemplamos la orilla de los rituales y nos encontramos con varios sadhus en el recinto, con sus ropas coloridas y sus largos pelos.
De aquí salimos subiendo a una pequeña colina desde donde, además de ver el crematorio desde las alturas, se ven las lejanas casas de la enorme Kathmandu, que hay por todos los lados, ya sea en llano o en montaña y pusimos rumbo hacia la calle principal en busca de una estupa muy bonita que habíamos visto al venir.
Tras unos 15 minutos por callejones, subidas, tiendas y gente, en una zona bastante más sucia y cutre de Kathmandu, llegamos a la pequeña pero muy bonita estupa que veníamos buscando, la Charumati Vihar.
Estupa Charumati Vihar en Kathmandu
Esta estupa es considerada como la más antigua de todo el valle de Kathmandú, un precioso templo budista con una larga historia detrás, de la que dicen que fue construida hace unos mil años. Muy bonita y fotografiable, fue el colofón perfecto a nuestro viaje nepalí.
Desde allí cogimos un taxi (250 rps) que nos llevara al norte de Thamel, donde pensamos el sitio para cenar, que no fue otro que el «McDonald» que ya habíamos estado una noche y donde como siempre comimos a llenarnos por poquísimo precio. Una hamburguesa, unos spaguetti, varios tipos de panes y 2 cocacolas por 505 rps.
Después de la cena, paseamos traaanquilamente por Thamel camino al Asmita, donde regresamos a saludar a Dharma y su familia y a recoger las mochilas que les habíamos dejado para no cargar en nuestro trek. Nos comentaron que ahora estaríamos en otra habitación, también muy chula y grande, donde pasaríamos nuestra última noche en el país. Un 10 para ellos y para el país entero, así como a nuestro día de hoy visitando Bhaktapur y Kathmandu.