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Ruta de las mil kasbahs. Atlas, Ouarzazate y Kasbah Ait Ben Haddou

Marruecos carretera

Hoy nos toca comenzar con el camino para ir de Marrakech al desierto de Merzouga, lo cual lo habíamos establecido en tres días para ir y volver. Este primer día vamos a hacer la Ruta de las Mil Kasbahs conocida así por la gran cantidad de kasbahs que hay por aquí. Las Kasbah son fortalezas de origen bereber, diseñadas para protegerse contra ataques y contra las inclemencias del tiempo, como las tormentas de arena. Tienen forma cuadrada con altos muros y torres en las esquinas. Están hechas de ladrillos de adobe que se forman de una mezcla de de arcilla, estiércol y paja que se deja secar al sol, y aunque parece que eso no puede aguantar, llevan siglos en pie.

Ruta de las mil kasbahs

Habíamos quedado con Hicham de Trocadero a las 8.30 ya que alquilamos coche con ellos para hacer la ruta al desierto tal y como os contamos en nuestra ruta por Marruecos. Cuando preguntamos el día anterior a los de nuestro Riad por el desayuno nos dijeron que empezaba a las 8.30, así que para no comenzar el viaje sin desayunar le escribimos que a las 9.00 y contestó inmediatamente sin problema. Bien, pues cuando estamos a las 8.30 en el riad para desayunar allí no hay nadie, esperamos un poco y al rato vamos a por la hoja de booking para llamar al teléfono a ver si alguien se levanta y vemos que no tiene desayuno incluido! Estábamos seguros que todos tenían, revisamos los demás y sí que venía incluido pero en éste no, y encima habíamos retrasado media hora la partida por ello y ni siquiera había nadie para ofrecérnoslo ni para pagar.

Marruecos sur

Empezamos a deambular con las mochilas y hacer ruido a ver si aparecía alguien y por fin llegó la marroquí que era la que limpiaba y que debía ser la mujer del dueño del riad, pero no hablaba nada de inglés ni francés y ni intentando explicarle que queríamos pagar medio en señas lo entendía. Al final enseñándola dirhams comprendió que queríamos pagar y preguntó sorprendida que por qué no habíamos ya pagado. En fin, le dijimos que le pagábamos y nos íbamos que teníamos prisa y ella que no sabía cuanto dinero. Le enseñamos la hoja de booking que ponía 30€ y como tampoco se aclaraba con el cambio le dimos 300 dirhams y adiós. Menudo descontrol, pero nos salió bien porque pagamos el precio del hotel pero no el impuesto municipal que en los alojamientos de Marrakech viene aparte, por lo que todo eso que nos ahorramos. Aunque no recomendaríamos este riad por su personal tan poco atento, aunque lo bueno es su gran cercanía a la plaza.

Marruecos sur

De camino vimos una pastelería con muy buena pinta, parecía de lujo y como no teníamos desayuno y no nos apetecía regatear en busca de algún bollo de camino, entramos y nos compramos un croissant enorme cada uno. La verdad que cuando nos dijo 6 dirhams por los 2 nos quedamos bien sorprendidos, 30 céntimos sin regatear en ese buen lugar cuando en Madrid no lo encuentras por menos de 1€. Cuando nos cobró estuvimos a punto de decirles que nos pusieran 5 más.

Marruecos sur

Llegamos al café de France, en la plaza a las 8.50, donde habíamos quedado para recoger el coche y justo en ese momento llega el chico de Trocadero, perfecto, con 10 minutos de antelación. Nos enseña el contrato, firmamos, le pagamos en euros los 108€ acordados por alquilar el coche en Marruecos durante 4 días y le pedimos si nos puede sacar de Marrakech. Dice que sin problema y salimos de allí, aunque realmente aquello parecía estar vacío y nos dejó en las afueras. Además nos dio una caja de exquisitas pastas que nos duró todo el viaje, y que nos dieron la vida como desayuno junto a los croissants. Muy recomendable el alquiler con ellos, todo perfecto desde el primer momento.

Marruecos sur

El día estaba gris con pinta de lluvia, y además era domingo que debe ser un día que no se mueve mucha gente, y menos en febrero. Por ello no había casi ningún coche por la carretera. Y nosotros íbamos sin mapas, guías ni gps, tan sólo nos habíamos apuntado los 10 pueblos principales de toda la ruta al desierto y a la aventura con nuestro Fiat Punto!

Marruecos sur pueblos

Y la aventura comenzó pronto, siempre nos pasan cosas y siempre tienen final feliz, pero en el momento la tensión aumenta. Y lo que ocurrió esta vez fue que siempre que hemos alquilado coche nos lo han dado con el depósito lleno y si no, nos han avisado claramente, pero esta vez nos dijo algo de que faltaba algo de gasolina y los 2 lo entendimos que faltaba algo para estar lleno, y mirando la aguja, le faltaba una marquita por lo que se lo tendríamos que devolver igual.

Marruecos sur

¡Pero no!, significaba que solo tenía una raya de gasolina y resulta que el símbolo estaba al revés, en sentido antihorario. Ninguno nos dimos cuenta y pasamos de las gasolineras y comenzamos la ascensión al puerto del Tizi N’Tichka sin gasolina.

Marruecos sur

Cuando empezamos a investigar los controles del coche para mirar la temperatura, kilómetros y demás, vemos que la gasolina está en reserva y que ponen que le quedan.. ¡10 kilómetros! Momento pánico total, la última gasolinera que habíamos visto fue hace unos 20 minutos, imposible de llegar y si seguíamos subiendo el puerto no durábamos más de 2 minutos. Ya nos veíamos parados en medio de la montaña, caminando bajo un cielo gris, seguro que lloviendo y buscando quién nos llenara una botellita de agua de gasolina. La decisión fue dar media vuelta y bajar sin marchas que así gastaríamos menos y preguntar al primero que viéramos. Y enseguida vimos a uno, que en medio francés le conseguimos entender que había una gasolinera a menos de un minuto bajando. Nos resultó raro tan cerca, pero bajamos y voilá! No la habíamos visto porque no está en plena carretera, sino que era una casa que tenía en su jardín la «gasolinera» más bonita, fantástica y amada que hemos ido nunca.

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Ni nos fijamos al precio que estaba, seguramente que más caro de lo normal, pero nos salvó tanto la vida que le dijimos que lo llenara y se llevase una alegría. Fueron 470 dirhams, aunque no llegó a llenarlo a tope, quedaba un poco, igual se le acabó la gasolina del surtidor.

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Con nuestra tripa llena de los croissant y las pastas, y la tripa del coche llena de gasolina, las cosas se viven de otra manera. Y ahora sí, a disfrutar del puerto y sus paisajes.

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Cada metro que avanzábamos nos maravillábamos más. Montañas extrañas, pueblos perdidos, personas solitarias, bicis, colores rojizos, amarillentos, y nieve en la montaña. La ruta de las mil kasbahs comienza saliendo de Marrakech al Atlas, el gran puerto de montaña que hay que atravesar antes de comenzar la visita de los kasbah más famosos.

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El día, que había comenzado con un gris espectacular y que al principio teníamos que ir hasta con las antiniebla, comenzaba a abrirse, mejoraba y permitía ver todos los lugares por los que pasábamos, repito una vez más, prácticamente solos.

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A eso de las 12 comenzamos la última ascensión, junto con la preciosa visión de la nieve al lado nuestro. Creíamos que éramos unos privilegiados por cruzar el Atlas con nieve al lado de la carretera, pero aún no sabíamos lo que íbamos a ver en nuestra vuelta. Decir que compartimos subida con un montón de ciclistas cargados de mochilas que hacían un esfuerzo sobre humano para llegar a la cima. Si casi no podía ni el coche subir, tenía que apretarle bien el acelerador, no me quiero imaginar lo que tiene que ser subir en bici.

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Y llegamos al Col du Tichka. Serían sobre las 12.30 y paramos a hacernos algunas fotos, acercarnos a la puerta con el cartel de los 2260 metros de altitud, evitar un poco a los vendedores de fósiles, estirar las piernas y continuar el camino, que a esa altura el frío se notaba.

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Kasbah Ait Ben Haddou, como llegar y que ver

Ahora tocaba el descenso y atravesar una serie de pueblos que fuimos viendo de camino hasta llegar al cruce donde indica claramente girar a la izquierda para ir a Ait Ben Haddou. Desde el cruce son varios kilómetros por una carretera llena de piedrecillas en los que cada vez que venía uno de frente, uno tocaba apartarse hacia todas las piedras, y si el que venía de frente era taxista ya sabías que te tocaba a ti y más vale que lo hicieras rápido. Eso sí, en ese momento pensamos en lo mal que estaba esa carretera, pero días después con lo que habíamos visto, si hubiéramos vuelto por esa carretera seguro que sería como asfalto liso recién hecho.

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Como nosotros nunca vamos por donde van los turistas, no sólo porque no nos gusta ir con el mogollón y nos gusta ver otros lugares, si no que siempre entramos o pasamos sin querer por los lugares donde nadie sabe ni cómo llegar, pues aparcamos el coche en el lado izquierdo y entramos por un pequeño pasillo por un lugar de casitas y pasamos el río por un puente, llegando al Ksar por su salida más a la izquierda.

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Habíamos leído que siempre había gente intentando cobrarte una entrada o para que te hagan de guía, pero por donde entramos nosotros (y que no vimos entrar a nadie más en el tiempo que estuvimos por allí) nadie se preocupaba de nada, así que perfecto, gratis sin problema y a contemplar la ciudadela y sus Kasbah, muy conocido por haberse grabado películas multitud de películas, como Gladiator, el reino de los cielos o Lawrence de Arabia.

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La verdad que es muy llamativo sus construcciones de adobe, en la que se aprecia la paja y que al tocar parece que se va a caer todo, pero allí sigue. Hay pequeños puestos para intentar vender algo al turista aunque excepto uno de ellos, los demás no eran pesados ni decían nada.

Marruecos
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Subimos hacia la parte más alta donde se contempla el río seco y los alrededores, unas buenas e interesantes vistas y como al día siguiente llegábamos al desierto, nos fuimos a comprar un pañuelo largo de Tuareg que sacamos por la mitad del precio, aunque seguramente caro por ser turistas. Además nos enseñaron a ponérnoslo, aunque hemos de reconocer que nos costó un poco volver a coger la técnica el día del desierto. Sin ninguna duda el Kasbah Ait Ben Haddou es uno de los lugares imprescindibles que visitar en Marruecos, ya sea en una excursión desde Marrakech o mejor aún en la ruta hacia el desierto, pero en cualquier caso es un sitio que ver.

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Volvimos por aquella carretera y seguimos el camino dirección a Ouarzazate o Uarzazate, donde divisamos dónde estaban los lugares más representativos que queríamos ver, como los estudios de cine y el Kasbah Taourirt principalmente) y que dejamos para el día de vuelta y pusimos rumbo a Boumalne, sobre las 3 y media de la tarde después de haber comido.

Al salir de allí los kilómetros pasaban entre montañas cada vez más rojizas, preciosos pueblos con pequeñas casas de adobe o kasbah semi derruidos con gente en burros y zonas cada vez más desérticas, y en la hora y media que tardamos en llegar, pasaron tan sólo otros 3 coches..

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La verdad es que con tanto pueblo, kasbah, formación montañosa no sabías ni dónde mirar y al no venir casi ningún coche y poder dejar el coche al lado de la carretera metiéndolo sólo un poco en las piedras te entraban ganas de parar continuamente a apreciarlo bien.

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El problema al no conocer las distancia era que si con tanta parada se nos iba a hacer de noche antes de llegar a nuestro alojamiento, por lo que decidimos hacer nuestra última parada en un pueblecito poco antes de llegar, echar unas fotos, sacar la hoja de booking para ver bien cómo se llamaba el hotel y dónde estaba y continuar el viaje.

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Habíamos elegido el Aubergue des Jardin Du Dades que está en la carretera hacia las Gargantas de Dades, una vez cogida la desviación en Boumalne. Según se llega a Boumalne, se atraviesa la mitad del pueblo y sale la indicación en un cartel a Dades, sin problema.

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En la carretera hacia las Gargantas estaba nuestro albergue pero no sabíamos exactamente dónde quedaba, así que desde que comenzamos a subir por la carretera íbamos mirando en cada albergue que aparecía, hasta que llegó el nuestro, pegado a la carretera. Dejamos el coche allí, subimos las escaleras e hicimos una foto de lo que teníamos enfrente antes de que anocheciera.

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La chica marroquí del albergue no podía ser más eficiente. Nos enseñó rápidamente la habitación, nos llevó al salón y nos preparó el mejor té que hemos tomado nunca. Tomamos té por todo Marruecos pero no tenía ni comparación con esa exquisitez.

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Le dijimos a la chica de cenar y nos preparó, las que fueron también las mejores brochetas de pollo del viaje, hechas a la brasa con patatas y tomate por 60 dirhams el plato que no podíamos más.

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Hacía un poco de frío en la habitación, la cual era grande y estaba bastante bien, pero nos trajeron un calentador y mantas y dormimos perfectamente, esperando el día siguiente, el que sería el más especial de nuestro viaje, pues nos vamos a ver la Garganta del Dades, Garganta del Todra y la duna Erg Chebbi, ¡el desierto nos espera!

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Comentarios (2)

[…] Haz clic aquí para ver nuestra siguiente etapa: “Viaje a Marruecos (III): en coche por el Atlas, … […]

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[…] 1: MARRAKECH (llegada a las 11.45) DÍA 2: MARRAKECH – BOUMALNE (parando en Ait-ben-Haddou y quizás en Ouarzazate) DÍA 3: BOUMALNE – MERZOUGA (parando en las gargantas del Dades y Todra y quizás en Rissani) […]

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