
Amanecimos totalmente descansados tras dormir genial en la maravillosa cama del Ancient City International Youth Hostel y con muchas ganas de ir a los Guerreros de Terracota de Xian, una de las visitas más famosas de China, de esas que cuando empiezas a planificar el itinerario la marcas como visita imprescindible.
Salimos del hostal, paramos en un minisuper market justo a la entrada del metro y nos cogimos un par de cafés fríos y bollitos de fresa (acabaríamos hartos de los malditos bollos de fresa chinos) por 19,5y, un desayuno rápido para nuestra visita a los guerreros de terracota.
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Como ir a los Guerreros de Terracota
Para llegar a los guerreros de Terracota desde Xian, hay que ir primero a la Estación de buses que está junto a la estación de tren de Xian (no la del norte de trenes de alta velocidad por la que llegan y salen los trenes bala). Para ir allí, fuimos en metro, donde pagamos 2 yuanes cada uno y cogimos el metro desde nuestra North Street en dirección este, hicimos una parada en la línea azul en Wulukou, e hicimos transbordo hasta coger la línea verde una parada más, y llegamos así a la Railway Station, la parada de metro donde están el bus para ir a los guerreros de Terracota.
Salimos fuera a buscar los autobuses que nos llevarían hasta los guerreros de terracota de Xian, pues están lejos de la cuidad. Hay varias posibilidades, en el hotel nos habían dicho de coger el bus nº 306 o cualquier autobús verde que ponga que va a los guerreros (más caros). Allí no hay pérdida, vimos varios buses que tienen escrito en letras bien grandes Guerreros de terracota en inglés, es decir “Terracota warriors”, dibujado por todo el lateral y de un color verde bien llamativo, pero nosotros como no vimos el 306, nos subimos a un autobús igual identificado que el verde, que nos dejaría casi en el mismo sitio, era el bus 915 en el cual pagamos 8y cada uno. El trayecto de 33 kilómetros duró una hora (mucho tráfico de salida) y se hizo bastante ameno, además llevábamos los bollos y nuestros cafés así que aprovechamos para desayunar.
Siendo sinceros y como casi en todo nuestro viaje en China, funcionábamos por intuición, y es que en un país que no hablan prácticamente nada de inglés se hace un poco dificilillo preguntar cuál era nuestra parada. Al final nos bajamos donde la mayoría de la gente, que resultó ser otra entrada distinta de la principal a medio construir. En la otra vas acercándote a los pabellones rodeado de restaurantes occidentales, y en esta entramos de lateral, ahorrándonos unos cuantos metros y varias tiendas. Típico de los chinos aprovechar cualquier atracción turística para capitalizarla y llenarla de comercios, aunque aquí hay muchos lugares interesantes donde comprar guerreros de terracota en miniatura.
También podéis ir en algún tour privado en grupo, o mejor aún en un Excursión a los Guerreros de Terracota desde Xian con una empresa que recomendamos completamente y con la que solemos reservar excursiones y guías por cualquier lugar del mundo. Tienen varian actividades para visitar Xian e ir a los Guerreros de Terracota que podéis consultar al hacer clic aquí.
Que ver en los Guerreros de Terracota
Cuando fuimos a pagar intentamos nuestra estrategia del DNI, pero aquí no había manera, solo hacían rebaja a los estudiantes chinos, y lo ponían en grandes carteles por la oficina de tickets así que pagamos cada uno los 150 yuanes de la entrada.
Los famosos guerreros de terracota se encuentran dentro del Mausoleo de Qin Shi Huang, muy bien cuidado, con unos jardines preciosos y enormes, como cada construcción de esta gente.
Emocionados nos dirigimos a los pabellones, y nuestros pasos nos llevaron al más grande, el que más alberga guerreros de terracota desenterrados. Nos asomamos por la valla y alucinamos con la gran cantidad de figuras.
EL emperador enterró más de 8 mil estatuas para así seguir teniendo a todas sus tropas bajo su mando después de morir. Este ejército de terracota fue enterrado en 3 fosos, a kilómetro y medio de la tumba del emperador.
¿Sabéis esas cosas que siempre has oído, que llevas años escuchándolas en la tele, en los libros…? Pues los guerreros de terracota, enterrados hace más de dos mil años, eran una de ellas. Mágicos como todo en la misteriosa China.
Este ejército de las tinieblas fue descubierto en 1974, cuando 3 campesinos excavaban un pozo al sur de su aldea. Y de repente, se encontraron con una figura humana de tamaño natural vestida con armadura y lanza, tan reales que se asustaron, y muchos hombres de la aldea creyeron que habían ofendido a algún espíritu y esto les traería mala suerte, por lo que los escondían o rompían como podían, hasta que corrió la vez del descubrimiento al Gobierno chino, donde fueron los arqueólogos a comprobar tal descubrimiento.
Desde el 1987 están considerados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y cada guerrero es diferente, su expresión facial, unos con bigotes, con barbas, con diferente peinado, jóvenes, viejos… Las cabezas y las manos se moldeaban aparte y luego se añadían a los cuerpos y en cada uniforme se muestra el rango militar. Cada soldado llevaba su arma: arco, espada, lanza… los había de pie, sentados, arrodillados, en caballos, en carros de combate…
Además del gran pabellón con los Guerreros de terracota, y las zonas de excavación, se pueden ver en vitrinas. Los guerreros están pintados perfectamente a color, el problema es que al salir a la superficie, con el contacto del aire no duran más de 5 horas hasta que se oxidan y pierden todo el color, pero se pueden ver algunos pintados en vitrinas y varios ejemplos de cómo eran.
No nos podíamos entretener mucho más puesto que ayer nos habíamos dejado algunas cosas en el tintero y esa misma noche volábamos a Chengdu. Con el «deber» de la visita a los Guerreros de terracota cumplido, bajamos en busca del bus cuando nos entró el hambre y decidimos comer allí, no era nuestra primera opción porque justo al lado de las atracciones subían los precios escandalosamente, pero teníamos haaambre así que almorzamos en una cadena de comida rápida llamada Dico´s. Un par de menus cogimos, una hamburguesa y un wrap con patatas y bebida que afortunadamente no picaba, y estaban buenísimos (en estos sitios ni en la comida rápida puedes confiar) por 57y.
Salimos de los pabellones y dimos otra vuelta por el jardín tan bien cuidado que tienen, con flores, jarrones, todo tipo de árboles y plantas… yogimos esta vez sí, el bus 306 de vuelta por 7 yuanes cada uno, en menos de una hora estábamos de nuevo en la estación de buses y bajamos como el día anterior hacia la Torre de la Campana, donde esta vez sí, la íbamos a visitar por dentro.
Torre de la campana de Xian
Aquí si que colaron nuestros «carnets de estudiantes», por lo que pagamos 17y cada uno. Se puede combinar con el templo del Tambor, pero decidimos que solo visitaríamos uno, pues por dentro tampoco son increíbles, no son baratos y así podíamos ir más tranquilamente.
La torre de la Campana no tiene mucho que ver pero es preciosa por dentro. Para llegar nos perdimos un poco para entrar, pues curiosamente la Torre está dentro de una rotonda gigante, y claro no sabíamos como acceder. Se accede bajo tierra, y como ya había dejado de sorprendernos, bajo las propias ciudades había casi más vida que arriba, pues abajo construyen casi lo mismo, con el añadido de que resulta laberíntico.
Una visita rápida, con un precioso tejado y algunas vistas de la gran ciudad. Cuando salimos pusimos rumbo al hotel, pero antes pasamos a ver por fuera y de día la Torre del Tambor.
Barrio musulmán de Xian
Y para subir, decidimos ir andando pues íbamos bien de tiempo y lo hicimos por el barrio musulmán, para ver su ambiente de día (nada que ver con la noche) y comprar algunas cositas regateando por su zoco.
Como ir de Xian a Chengdu
Para ir a Chengdu desde Xian se puede hacer tanto en tren como en avión. El problema es que no hay tren bala, por lo que es un tren excesivamente largo y por ello y aunque no nos guste mucho, decidimos ir de Xian a Chengdu en avión.
Recogimos las mochilas y preguntamos en nuestro hotel de Xian por la parada del bus hacia el aeropuerto. Antes se cogía donde el Hotel Melody pero no habíamos visto ninguna parada, y ellos nos comentaron que ahora se coge en otra dirección, la cual nos apuntamos y salimos en su busca. Está cerca de la estación de bus así que hicimos lo mismo que para ir a Terracota. Cogimos el metro y nos bajamos en Wulukou, por 2y. Y andamos muy poquito, ni 5 minutos hasta llegar a la parada del shuttle bus al aeropuerto. Está señalizada y vimos gente con maletas, así que perfecto. Está en la calle Jiefang, más o menos a la altura del cruce con la 7ª.
Llegamos sin problema en poco más de 1 hora y por 25y cada uno y mientras esperamos dimos una vuelta por el aeropuerto buscando donde cenar. Había muy muy pocos lugares y encima estaban a precios carísimos, más del doble de lo normal… por lo que acabamos cenamos en el Burguer King por 69 yuanes pues había una «megaoferta» de un combo de 2 menus, pues el resto de menus o de restaurantes no bajaban de 120y por comer cualquier bocadillo, hamburguesa o demás…
El vuelo no duró ni una hora y media y aterrizábamos en Chengdu de noche cerrada. Fue fácil y bien señalizado salir para coger un bus al centro. La chica de nuestro hostal, el Mrs Panda Hostel, nos había mandado un mail con las indicaciones para seguir y llegar sin problema y de la forma más rápida y barata al hotel, con el bus local (10y) hasta la última parada (40min).
Bajamos en busca del Mrs Panda Hostel con nuestro GPS chino. Chengdu como las grandes ciudades fascina por sus altos edificios pero de noche hacen juegos de luces que hace que te quedes embobada mirándolos. Después de recorrer la misma calle con las mochilas de arriba abajo, puesto que en las instrucciones de llegada el hotel nos habían puesto que se tardaba menos de 10 min en llegar desde la parada del bus, aprendimos a base de patear que las distancias para los chinos no son como las nuestras, siempre calculad el doble. Nos dimos cuenta que nos quedábamos cortos siempre, y andamos un poco más y enseguida nos encontramos con el hostal, muy rollo mochilero y bien montado.
Pagamos 256y por la habitación para las próximas 2 noches. La recepción estaba lleno de peluches de panda por todos los lados, la habitación era amplia, pero era con baño compartido. Era el único que habíamos cogido así, pero los baños estaban limpísimos, todo el hostel está «al aire» y en primera planta por lo que te mueves muy bien, era muy barato, limpio y totalmente nuevo, y lo que mejor nos venía, pues al lado del bus de llegada, del metro y de la estación de bus. Así que bien cansados nos fuimos a dormir pues mañana nos esperaba una visita gigante literalmente, íbamos a visitar el enrome Buda de Leshan.
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