Nos levantamos traanquilamente, desayunamos y Clau se encuentra ya mucho mejor, por lo que decidimos salir y hacer por la mañana un recorrido muy parecido al que hice yo solo la tarde anterior.
Bajamos a la Plaza del Rossio, cogimos la Rua Augusta pero esta vez también pasamos por sus calles paralelas para no perdernos nada. Vimos el famosísimo Elevador de Santa Justa, construido por Ponsard, un discípulo de Eiffel, y que se ha convertido en una auténtica atracción con sus magníficas vistas desde arriba.Eso sí, para subir a él toca esperar su larga y correspondiente cola.
Seguimos caminando dirección sur por la Rua Augusta, atravesamos su Arco Triunfal, hasta llegar a la Praça do Comercio.
Allí se estaba genial, solecito pero no hacía excesivo calor, por lo que nos relajamos un rato y nos sacamos un montón de fotos con vistas al agua del Tajo, al puente 25 de abril y con el «pequeño Cristo Redentor» a lo lejos.
Luego subimos de Chiado al Barrio Alto pasando por el café A Brasileira con la estatua de Fernando Pessoa, la Plaza Luis de Camoes, la Iglesia de San Roque, el mirador San Pedro de Alcantara, el elevador da Gloria y la Plaza do Restauradores. Muchísimos lugares pero todos ellos cercanos entre sí.
Una mañana genial, y antes de subir al apartamento, paramos en un supermercado enorme que había justo antes de la cuesta hacia nuestra casa. Compramos un montón de cosas y cargamos como pudimos la cuesta y las escaleras, pero llenamos la cocina bien. 😆
Nos preparamos una rica comida, y con la tripa llena salimos a seguir pateando Lisboa. Esta vez bajamos al Rossio y pusimos dirección al Castillo de San Jorge, el cual se veía a lo lejos.
Cuestas y cuestas para subir allí, pues la distancia no es mucha, pero es todo hacia arriba, pero merece la pena pues cada poco hay algunos miradores en los que se puede contemplar la bella Lisboa como el de Santa Luzia, zonas de curiosos grafitis, estatuas..
Llegamos a la zona del Castillo que tiene buen ambiente, hay bonitas vistas, callejuelas, vendedores y una laaaarga cola para entrar. La verdad es que no sabíamos si pagar los 7,5€ y entrar. No somos mucho de entrar en sitios que no nos llamen demasiado, sino más bien de patear y recorrernos todo, aquí igual si que hubiéramos entrado pero viendo la cola que había y que no tenía pinta de avanzar rápido decidimos seguir con nuestro camino, donde nos encontramos con un orinal de la «época»
Y por la calle que sale del castillo hacia los miradores pasa el tranvía más famoso de Lisboa, que une sus barrios y que mucha gente lo coge como una atracción más, el mítico 28.
Lisboa es una ciudad de cuestas, y eso hace que tenga muchísimos miradores desde los que contemplar sus casas y barrios. El mirador Portas do Sol es uno de ellos, y para nosotros, uno de los que más me gustó con sus vistas a la Alfama.
Además la zona estaba muy animada, había bastante gente pero se estaba bien sin agobios, había un músico cantando y un tiempo muy agradable que hizo que nos quedáramos un rato de relax disfrutando de la ciudad portuguesa.
Del mirador fuimos descendiendo para entrar en el barrio de la Alfama, el más antiguo de Lisboa. Este humilde barrio de pescadores es otro imprescindible en una visita a Lisboa.
Aquí lo mejor es perderse por sus callejuelas, adoquinadas, estrechas y empinadas. Gente mayor, pequeñas tiendas locales, preciosas vistas al doblas alguna esquina, algún colorido entre tanto gris melancólico…
… y sobretodo locales de Fado, continuamente se ven locales de fado, restaurantes que ofrecen cena+fado o Fado, carteles anunciando noches de Fado.. y en la parte más baja, el propio Museo del Fado.
Desde allí, andamos un poquito más por sus callejuelas, paralelos al río para llegar a la Catedral de Lisboa, también conocida como la Sé. Románica, del siglo XII y muy recomendable entrar a hacerla una visita. La entrada es gratuita y si se quiere entrar al claustro o subir al tesoro había que pagar.
Y desde la Catedral, pusimos rumbo hacia nuestro apartamento, pasando de nuevo por muchos lugares ya conocidos y siempre con buen ambiente. Llegamos a una buena hora para ducharnos, descansar un poquito, cenar y poder salir a dar una vuelta para conocer un poco mejor el barrio Alto, el cual estaba también al lado de casa, pues estábamos casi que en la «frontera» entre ellos.
Pasamos por el Teatro da Trindade y en menos de 5min desde casa ya nos adentramos en el barrio alto, el más alternativo de Lisboa e ideal para salir a cenar, tomar una cervecilla, unas copas, etc. pues está siempre muy animado.
Finalmente nos acercamos al mirador San Pedro de Alcantara que ya habíamos estado por la mañana para ver las vistas de noche y apreciar el Castillo iluminado.
Y con estas vistas, acabó nuestro segundo día en Lisboa, por lo que regresamos a casa y decidimos que al día siguiente nos íbamos al barrio de Belem y si el tiempo seguía siendo bueno (que ponían que se iba a fastidiar), por la tarde nos acercaríamos a las playas. A dormir!!
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