Battambang, una antigua ciudad en el corazón de Camboya, es la segunda ciudad más poblada de Camboya y un destino turístico importante por sus templos del estilo de angkor, sus pagodas, sus cuevas y su tren de bambú. En el año 1795 Tailandia se anexionó a Battambang y así estuvo hasta 1907 cuando Francia obligó a Tailandia a devolver Battambangs a Camboya y ayudaron a construir carreteras, puentes y la vía de tren. Es por ello que podemos encontrar casas con influencia francesa en la ciudad.
Como ir de Siem Reap a Battambang
Hoy nos marchamos de Siem Reap a Battambang en bus para conocer más Camboya. Habíamos comprado el día de antes el billete con pickup por 6$ cada uno en el propio hotel con la compañía Capitol Tours e íbamos a probar por fin de primera mano lo que era viajar por la auténtica Camboya, por sus carreteras y en sus autobuses, hacia nuestro siguiente destino camboyano, Battambang. Battambang está en el medio del camino entre Siem Reap y Phnom Penh (algo más cerca de Siem Reap) por la Carretera Nacional 5.
El autobús salía prontito por la mañana, a las 8.30 y allí estábamos esperando pues el pickup venía a partir de las 8, pero no llegaba.. así que los del hotel llamando y llamando, lo típico que habíamos leído en un viaje por Camboya hasta que por fin apareció una furgoneta (que iba vacía) a las 8.28 y nos llevó hasta las afueras donde está la parada llegando algo más tarde de las 8.30. Allí sólo había locales y estaban ya todos dentro con el autobús arrancado, nos subimos, y casi sin sentarnos en nuestros asientos comenzó el viaje!
Ésto ya sí que empezaba a ser Camboya, no el turístico Siem Reap, pickups que no aparecen, un autobús lleno con únicamente locales que nos miraban con extrañeza y comenzó el auténtico SHOW de los autobuses camboyanos.
El autobús en sí no está mal, asientos cómodos normales y no muy sucio, pero eso sí, algo indispensable en los autobuses es la pantalla de televisión y unos altavoces enormes en la parte de dejar las maletas. Con ello y los dvds que ponen CONTINUAMENTE o bien de videoclips con karaoke o bien de gente haciendo el chorra y tirándose por el suelo y pegando gritos en plan Humor Amarillo en versión Camboyana muy mala, y siempre a TODO VOLUMEN.
Ya habíamos visto vídeos pero hasta que no lo vives no das crédito, y eso unido a que en Camboya deben de poner multa al conductor que no pite al menos 5 veces por minuto, da a una sinfonía curiosa, junto al extraño paisaje siempre al lado del Tonle Sap y sus carreteras a veces en asfalto a veces por tierra.
Aunque la verdad es que no se nos hicieron pesadas las alrededor de 4h que tardamos con parada para comer incluida, y paradas donde entraban vendedoras.. hasta llegar a Battambang.
Lo que sí fue extraño fue el llegar allí y empezar a ver tuktukeros corriendo como locos alrededor del bus y saltando e indicándonos que nos fuéramos con ellos, uno incluso corrió los 100metros lisos hasta llegar a donde paró el autobús. Pero estábamos a las afueras y preguntando a algún local que nos entendió nos dijo que ahora cogíamos un bus más pequeño que estaba al lado que nos llevaba a la parada central de Battambang. Pero lo más extraño fue que al bajar uno de ellos gritara mi nombre 😯 😯 e indicara que nos llevaba con el tuktuk al hotel Star (el nuestro!!). Por suerte no le hicimos caso y nos montamos en el bus que nos dejó en la parada, la cual está justo enfrente de nuestro hotel. Supongo que los tuktukeros se pasan por los hoteles a ver qué gente viene e intentar llevarlos pagando un buen precio que ya va incluido gratis en el bus..
Battambang: que ver y hacer
Pero ahí no quedó todo. Al bajar de nuevo avalancha. Éramos los únicos turistas en el bus (y poco más y casi los únicos turistas de una ciudad de unos 300mil habitantes) y se volvían locos por llevarnos. Nosotros que no, que no, parecíamos famosos intentando escapar, pero un pesado nos acompañó hasta el hotel, se aprendió mi nombre, nos hizo una super ruta mientras nos daban la habitación y nos dijo la hora de quedar para pasar el día entero con él, todo por el módico precio de 35$.
Lógicamente, dejamos las cosas en la habitación, nos fuimos a comer al bar de enfrente (muy bien, 6,5$) y nos marchamos a conocer Battambang a pie, momento en el que vemos al tuktukero corriendo hacia nosotros y gritando mi nombre. . Le dijimos que nada de nada y nos fuimos, dirección al río.
Hacía una barbaridad de calor, 45º, a pleno sol, pero se acercaban unas nubes a lo lejos que parecían de lluvia monzónica. Mientras paseábamos por el río debatimos nuestras posibilidades. Battambang no tiene mucho que ver ni es bonita, pero tiene alrededores interesantes. Uno de ellos, el tren de bambú, no nos lo íbamos a perder, y además se pueden ir a templos interesantes, subir a una colina con grandes vistas, ir a la cueva de los murciélagos, pasear por campos de arroz.. Nosotros estábamos cansados y hacía mucho calor, así que decidimos buscar un tuktukero (sí, allí había pocos, y cuando viene un bus o ven turistas se tiran todos como locos en la estación). Negociamos que nos llevara al tren de bambú y trajera por 3$ los dos y allí que fuimos.
El tuktukero fue majísimo, nos llevo muy despacito por todos los alrededores para que pasásemos por todos los puntos de la ciudad sin habérselo pedido y paraba para que los fotografiáramos. Pasó por templos, estatuas, las vías del tren, poblados.. hasta llegar a la famosa estación donde se coge el bamboo train.
Tren de bambú
Allí toca pagar 5$ al policía, me voy a saltar hablar de la mafia camboyana o de quien se lleva ese dinero sin mover una mano mientras tienen a los trabajadores allí de un lado para otro. Nos montamos en el tablón de madera y el camboyano «conductor» arrancó el motor y emprendimos la marcha.
Fue muy divertido, el «tren» va realmente rápido, no nos cruzamos con nadie en la ida por lo que fuimos a toda pastilla pegando botes por las vías los alrededor de 15 min de recorrido.
Aquello parecía una montaña rusa, lo disfrutamos y a pesar del inmenso calor que hacía, con el airecito del viaje lo soportamos bien, hasta llegar a la parada destino, donde hay un pequeño poblado con niños correteando y un par de puestos que intentan continuamente venderte algo.
Los niños jugaban con lo que tenían, nos saludaron y vinieron a vernos y continuaron con sus juegos, mientras que los mayores en los puestos intentaban que les compráramos algo.
Decidimos comprar una botella de agua que nos vino genial con el calor que hacía (0,5$) a los que nos parecieron más simpáticos. Además la chica hablaba algo de español, sólo de las conversaciones con turistas españoles que iban allí.
Estuvimos un rato charlando con ellos y paseando por la zona, viendo a los niños jugar y esperando a volver a coger el tren de vuelta (te dejan allí unos 15min) y antes de irnos les compramos otra botella de agua para la vuelta y nos despedimos.
Volvimos a disfrutar de la extraña atracción camboyana a gran velocidad y sin ninguna seguridad, pero realmente divertida, disfrutando de la selva verde de alrededor por la que se pasa realmente pegado, algunas veces rozando con ella.
Y poco antes de llegar, nos encontramos con otros turistas que hacían el recorrido en dirección contraria (anda, si había turistas!). Nos tocó desmontar a nosotros y pudimos ver cómo se hace todo el proceso. Quitar la tabla, la correa, las ruedas, que pasen y de nuevo montarlo, todo ello en poco más de un minuto.
Llegamos de nuevo al lugar donde esperaba nuestro simpático tuktukero y volvimos hacia el centro de Battambang haciendo otra ruta para continuar viendo sus lugares interesantes. Decidimos que nos dejara en la zona centro por el mercado y allí nos llevó.
Nos preguntó si queríamos hacer otro recorrido para ir a la famosa cueva de los muerciélagos o a ver templos pero le dijimos que no, estábamos cansados y las nubes negras se acercaban y dijo que sin problema y se fue tranquilamente. Con gente así da gusto.
La ciudad de Battambang
Ya en la ciudad, paseamos por uno de sus muchos mercados, dimos varias vueltas e hicimos el paseo por el río. No hay mucho que ver y hacer en Battambang, a parte de sus casas de la época francesas, sus muchas estatuas, la residencia del Gobernador, un Museo y un par de pequeñas pagodas. Una vez visto, nos volvimos a la habitación, una ducha y volvimos a salir en busca de la cena.
En el momento de salir estaba ya totalmente negro pero no llovía así que seguimos andando hacia la zona de más restaurantes y lugares para comer hasta que comenzó a llover, vimos justo un bar con terracita cubierta donde nos metimos junto a varios ingleses que estaban allí y aprovechamos a tomarnos una fanta y una cerveza (1,75$) mientras veíamos llover.
A la media hora decidió parar, hora ideal para salir a cenar y al lado del bar vimos un restaurante con buena pinta con comida occidental donde cenamos los dos por 13$. La comida occidental siempre suele ser más cara, pero ese día la echábamos de menos.
Paseo de vuelta y de camino fuimos al punto de venta de la «estación» que está al lado del hotel y compramos el billete por 5$ cada uno para el día siguiente de bus hacia Phnom Penh, ya que aunque nosotros nos bajaríamos en Kampong Chhnang para ver un poblado flotante en el Tonle Sap, hay que comprar el billete entero. Y a descansar al hotel, que era pequeñito pero estaba limpio y era cómodo, y muy bien ubicado que era lo que más queríamos, situado al lado de la estación de bus y a unos 5-7 minutos del mercado central y el río. Para estar una noche y por 11€, fue un buen acierto.
Aunque no lo vimos debido al calor y la tormenta, hay cuevas interesantes en los alrededores de Battambang que ver, como la Phnom Sampeu, donde los jemeres rojos asesinaron a muchas personas y la usaron como fosa común, Wat Baydamram llena de murciélagos y un templo, o los templos angkorianos de Wat Banan y Wat Ek Phnom.