Nos levantamos después de dormir muy bien en el hotel, bajamos a desayunar pues nos entraba el desayuno y no estuvo mal y salimos para aprovechar nuestro último día en Camboya, donde la principal atracción es el Gran Palacio Phnom Penh, junto con algunas estupas y mercados de la capital.
Ponemos dirección al Gran Palacio Phnom Penh que está a menos de 10 minutos del hotel, pero parecía que estaba a 40 minutos, y no por lejanía, si no por el calor insoportable que hacía ese día, el más caluroso de todo el viaje. Pero bueno, es lo que tiene ir a finales de Mayo, mes más caluroso para ir a un país bastante caluroso como Camboya, cuando además se ha retrasado el monzón y está pasando una ola de calor esos días.. ese día estuvimos rondando los 50º de nada.
Gran Palacio Phnom Penh
Pero no quedaba otra, así que entramos en el Gran Palacio Phnom Penh, pagando los 6,50$ por persona y con pantalones largos y hombros tapados para pasar más calor y poder entrar.
El recinto es precioso, lo tienen muy bien cuidado, los edificios y sus jardines y aunque había gente, no era para nada un exceso, se estaba muy bien.
El lugar, residencia de los reyes de Camboya desde 1866, se divide principalmente en 3 recintos. La Sala del Trono, la Pagoda de Plata y el Palacio Khemarin.
La sala del trono es la más llamativa, y contiene el trono real y numerosas estatuas de reyes camboyanos.
La Pagoda de Plata es muy famosa por los tesoros que alberga, como estatuas de buda de oro con incrustaciones en piedras preciosas (entre ellas un Buda Esmeralda), y sobretodo por el suelo, con más de 5 mil baldosas de plata maciza.
El Palacio Khemarin es la residencia del rey de Camboya y allí nos encontramos con un gran grupo de niños camboyanos de una escuela católica que estaban visitando el recinto. Como siempre, simpatiquísimos y graciosos todos ellos.
Es una visita totalmente imprescindible este Gran Palacio en Phnom Penh y por cierto, hay que tener en cuenta que de 11h a 14h está cerrado, pero cerrado de verdad, no como el de Bangkok que te intentan timar con ello.
Hay muchas zonas que ver, algunas se pueden entrar, ver su interior con sus budas, ver obras de arte o vestidos de la época, y además tenían ventiladores en cada interior por lo que nos daba la vida ese ligero airecito a todos los que entrábamos en cada edificio.
Museo Nacional de Camboya
Salimos muertos de calor, nos quitamos el pantalón largo en los baños a la salida y continuamos, pasando al lado del Museo Nacional que contiene una de las mayores colecciones de arte de la cultura Jemer, pero decidimos no entrar y continuar nuestro recorrido.
Continuamos el camino, comprando cada poco en algún puestecillo botellas grandes de agua a unos 0,30-0,40$ la botella y paramos en el templo que está casi al lado del Museo NAcional, el
Wat Ounalom
El templo es pequeñito, vimos a varias personas rezando dentro, dimos unas vueltas y subimos arriba para disfrutar de unas bonitas vistas con el río de fondo.
Seguimos en dirección al templo Wat Phnom, pero de camino nos paramos en el Lucky Burger a comernos unos helados y echar una ojeada a sus menús. Nos gustó, es una especie de McDonald Camboyano, ya que aquí no están las 2 cadenas americanas y decidimos venir luego a comer.
Phsar Kandal
Antes de llegar al Wat, pasamos por el mercado Phsar Kandal, un auténtico auténtico mercado camboyano. De esos en los que hace calor, los olores impregnan todo, las voces de las camboyanas negociando, ves colores y colores, comida extraña, allí tirada, moscas, carne, fruta… No muy recomendable para quedarse un rato, pero con atravesarlo te traerás unos buenos recuerdos.
Wat Phnom
Y desde aquí seguimos hasta el templo Wat Phnom, que pensábamos que estaba más cerca, y aunque no esta lejos, unos 15 minutos, con el abrasivo calor se hizo algo duro el final. Los extranjeros pagamos 1$ cada uno para poder subir.
Es el templo más famoso de la capital, budista y construido en el siglo XIV con 27 metros de altura. También se le conoce con el nombre de «Templo de la colina» y según una leyenda es el origen de la ciudad de Phnom Penh.
El templo es famoso por sus escalinatas que suben hasta la capilla principal, pero también merece la pena pasear por sus cuidados jardines.
Una vez visto, pusimos rumbo de nuevo hacia el Lucky Burger para comer 2 menús enormes por 8$ y reanimarnos con el aire acondicionado.
Y con la tripa llena dudamos de si ir al Mercado ruso o directamente al hotel y los 50º de la calle nos llevaron directos al hotel, además en tuktuk por 1,50$ los dos, que ya habíamos andado bastante sobre ese sol abrasador.
Calles de Phnom Penh
En el hotel descansamos en el jardín aprovechamos un rato el wifi y cuando llegó la hora prevista cogimos un tuktuk dirección al aeropuerto. EL tuktuk lo cogimos directamente del hotel ya que costaba 7$ por los 2 y no parecía mal precio, quizás se pudiera conseguir afuera regateando por algún dolar menos, pero siempre hay algún momento que da pereza y nos montamos allí directamente.
Ir en tuktuk por Phnom Penh es algo increíble, una aventura constante, motos, coches, tuktuks, bicis, carros, carricoches, lo que sea y sin respetar nada, sólo a base de pitidos. Nos encanta.
Atravesamos Phnom Penh, pasamos por las embajadas, la Oficina del Consejo de Ministros, el monumento a la independencia, la zona de edificios más modernos, pasamos por el Mercado Ruso y por diversas carreteras hasta que llegamos al aeropuerto tras algo más de media hora de camino. Se terminó nuestra aventura camboyana, la cual, a pesar del calor, nos ha encantado!! Un país muy difícil de olvidar y que seguro que volveremos en el futuro para recorrer más. Bonitos lugares, templos alucinantes y una magnífica gente.
Cogimos el avión con Air Asia y como el anterior, todo perfecto, en su hora y aterrizamos en Bangkok, esta vez en el aeropuerto de Don Muang tras algo más de 1 hora.
Según salimos, buscamos las indicaciones a la estación de tren y las seguimos rápidamente hasta llegar a la vía. Allí preguntamos por el próximo tren hacia Ayutthaya y nos dijeron que pasaba en 3 minutos.. ¡perfecto!. Compramos el billete al irrisorio precio de 11 bahts cada uno (50 céntimos de euro) ya que era de tercera clase y en nada llegó y nos montamos.
Venía bastante lleno, vimos un sitio y un simpático tailandés nos dejó el asiento de al lado, por lo que pudimos viajar la hora y veinte minutos que tardó más o menos, sentados y disfrutando de la gente del vagón, pues una vez más, éramos los únicos turistas al ir en este caso en tercera, con todas las ventanas abiertas pues no había aire acondicionado y era bastante cutre, pero perfecto para este nuevo viaje por Tailandia.
Una vez llegamos, vino un conductor de Songthaew ya que hay varios a pesar de ser ya noche cerrada (eran sobre las 20.15) que nos llevara a los 2 por 500b. Algo caro pero al ser tarde y no conocer el lugar, pero fue muy difícil bajarle algo el precio, de los 650b iniciales que pedía.
Dejamos las cosas en nuestro hostal, el barato Grandparent’s Home y salimos a cenar al primer restaurante que vimos y menudo acierto. Nos tomamos un pad thai riquísimo y enorme cada uno, más una botella grande de agua mineral, todo por 85b. Muy barato, buen servicio y precioso lugar.
Y de allí a dormir que estábamos cansados y había sido un día largo, y además mañana teníamos que ver los templos de Ayutthaya y su ciudad y coger un autobús hacia Sukhothai por la tarde.