Llegamos a Barajasy lo primero fue acercarnos a las puertas de facturación de Ryanair, pues no teníamos claro si había que sellar las hojas para volar a Marruecos. No íbamos con mucho tiempo y nos encontramos una cola enorme. Esperamos un poco y decidimos ir a preguntar directamente y nos dijeron que si en la hoja no ponía nada no hacía falta. Sacamos las hojas y vimos que en las ida no había nada, como cualquier otro viaje por Europa, pero en las de vuelta había una indicación arriba a la izquierda que decía que requería visado. Es decir, sólo hay que ir a facturación a la vuelta, y que no se os pase que si no os toca ir corriendo de vuelta para poder embarcar. Tras el vuelo sin problema ni retrasos llegamos al aeropuerto de Marruecos y toca buscar como ir del aeropuerto de Marrakech al centro para comenzar a visitar Marrakech, ¡qué ganas!
Como ir del aeropuerto de Marrakech al centro y su medina
Una vez en el aeropuerto de Marrakech, lo primero es pasar el control del visado, y se hace bastante más largo de lo que pensábamos. Pasó fácilmente media hora cuando salimos, aprovechamos a cambiar 50€ en la última parte del aeropuerto a un cambio muy bueno, casi como en los mejores sitios de Marrakech y pisamos suelo africano por primera vez.
Lo primero que nos encontramos al salir del aeropuerto fueron taxistas enfrente ofreciendo sus taxis, por lo que si queremos ir del aeropuerto al centro en taxi, nada más salir los encontraremos a todos, aligual que si hemos contratado algún pickup con el hotel estarán aquí.
Nosotros no queríamos ir en taxi, si no que buscábamos la opción más barata para ir del aeropuerto de Marrakech al centro. Para ello hay que girar un poco hacia la izquierda y allí al lado hay una señal del autobús. Allí vimos a 3 chicas esperando el bus, así que nos pusimos a esperar un poco a ver si venía y si tardaba mucho pues ya subiríamos a un taxi.
El bus, que pasa con una frecuencia de media hora, llegó a los 5 minutos, estuvo otros 5 minutos más, se subieron algunas personas y nos fuimos. El trayecto es igual de rápido se haga en taxi o bus y el bus está muy bien y sale más barato. También depende de lo cargados que vayamos y sobre todo de dónde tengamos el alojamiento en Marrakech. Nosotros, al tenerlo en la medina muy cerca de la Plaza Jemaa el Fna el taxi nos iba a dejar en la plaza al igual que el bus, pero si al hotel se puede llegar en coche, el taxi o mejor aún, el traslado contratado con anterioridad es una gran opción.
El precio para ir en bus del aeropuerto de Marrakech a la Plaza Jemaa el Fna, ida son 30 dirhams y si es ida y vuelta son 50. Nosotros cogimos sólo ida ya que volvíamos desde Rabat, por lo que no te ahorras mucho, pero comparado con el taxi que son unos 100 dirhams, pues son unos 4€ menos. Y cuantos más seamos mejor será ir con traslado contratado o taxi.
Una vez entramos en la plaza, empiezas a encontrarte un mundo sumamente distinto a Europa. Ves gente por todos los lados, mucho ruido, hace calor y nosotros con el abrigo y con las mochilas a cuestas nos aventuramos hacia la medina. Sabíamos que nos íbamos a perder y nos perdimos, pues fuimos en dirección contraria al riad.
Después de un rato cargados con la mochila y con calor y teniendo claro que sin mapa ni datos en el móvil no lo íbamos a encontrar, le pedimos a un chico de allí que nos llevara y menuda vuelta que dimos, nos dijo que estábamos en la otra punta y con razón, al final entre él que iba preguntando a todos los que encontraba conseguimos después de una buena caminata llegar a la puerta. No pensábamos darle al principio más de 20MAD pero cuando vimos todo lo que andamos, todo lo que tuvo que preguntar para encontrarlo y que fue muy amable le dimos 40 MAD. Y al final habíamos llegado al oculto riad, y ahora tocaba.. ¡ver Marrakech!
Donde cambiar dinero en Marrakech
Lo primero que hicimos fue ir a cambiar dinero, y el mejor sitio para cambiar dinero en Marrakech es el famoso Hotel Ali. Allí cambiamos 4 veces en todo el viaje a Marruecos, fue el único lugar de Marruecos donde cambiamos dinero, a parte del aeropuerto, así que tampoco nos fijamos mucho en los precios, pues estaba el cambio genial, a más de 11 siempre.
Visitar Marrakech
Sacamos el bocadillo que habíamos traído, que ya sabíamos que íbamos a andar con prisas y habiendo desayunado tan poco y rápido por la mañana, nos lo comimos casi de 2 bocados. Empezamos a visitar Marrakech por la plaza, la cual realmente no estaba ni a 3 minutos. Pero claro, había que saber la calle que coger primero, y una vez allí empezar a meterse por callejones que es imposible ir si no lo conoces.
Nosotros recomendamos siempre hacer un Free Tour en Marrakech, que son tours gratuitos en español que te hacen una gran idea de la ciudad que visites. Conoces el lugar, conoces la historia, conoces los principales monumentos y lugares turísticos y luego ya puedes visitarlo todo tranquilamente, lo que es una gran idea. También hay Tour privado para recorrer la ciudad solos con muchísima más información.
La Plaza Jemaa el Fna de día
Empezamos a disfrutar de la Plaza, observando a sus gentes, los aguadores, los de los monos, las serpientes, la henna y demás gente a la que debíamos evitar pasar justo al lado, pues si les haces foto o te «pillan» te toca pagarles por sus juegos, así que si no queréis hacer alguna actividad con ellos, mejor verlos de lejos.
Esta plaza está siempre llena, sobre todo por las tardes y noches donde sale todo el mundo y los puestos de comida y bebida están continuamente vendiendo cosas y sin huecos para sentarse. Totalmente animada y entretenida.
La Kutobia de Marrakech
De allí, bajamos hacia la imponente Koutoubia o Kutubía. La visión desde cualquiera de las calles paralelas que bajan hacia ella es preciosa, símbolo de la ciudad roja, construida en el siglo XII.
La contemplamos desde todos los ángulos y es bonita e imponente por todos ellos, que unido a la oración o a la música árabe que ponen los vendedores continuamente te hace sentir en un lugar totalmente diferente al tuyo, es como visitar un país nuevo en un continente nuevo y con banda sonora, lo hace más especial.
Salimos de la Kutubía por las jardines traseros, los cuales nos asombraron gratamente por lo bien cuidados que estaban, ideales para dar un paseo apacible con una temperatura ideal, un solazo y unos 20 grados, gran diferencia con lo que hacía hacía solo unas horas en Madrid.
Nos hicimos, por supuesto, varias fotos cuando nos encontramos con la primera señal de stop, muy característica con su escritura en árabe y que siempre que pasábamos por alguna nueva caía alguna foto más.
Y comenzamos a buscar las cosas importantes del sur, esto es, tumbas saadíes, palacio Bahía, Palacio Badí.. pero no encontramos nada, ya que íbamos sin mapa andando tranquilamente por Marrakech y nos metimos por mil lugares en los que nunca encontramos las tumbas. Cuando nos veían cada uno nos preguntaba que a dónde íbamos y nos decía la dirección hacia algún monumento, aunque cada uno indicaba sitios diferentes y otros que estaban cerradas, un clásico en estos países.
Nosotros no seguimos a nadie y el simpático chico que nos vendió agua nos insistió en que estaban cerradas y que fuésemos primero hacia la zona del barrio judío que estaba hacia la izquierda.
Sabíamos que a la hora de comer cerraban algunas cosas y pensamos en la idea de pasar por el barrio pero de repente escuchamos la voz del chico gritando y diciendo que nos estábamos pasando, que era por un pasadizo. Dijo pasadizo, pero podía haber dicho perfectamente desvalijador o túnel mágico hacia la libertad de posesiones, porque aquello parecía cualquier cosa menos buena, una especie de entrada baja a una casa totalmente oscura donde sólo había marroquíes alrededor. Por supuesto que pasamos y seguimos adelante.
Marrakech parecía que no quería que en este día viéramos sus lugares turísticos de la zona sur, aunque al final encontramos uno de las 3 principales lugares que estábamos buscando, el Palacio Bahía.
Palacio Bahía de Marrakech
El Palacio de la Bahía es un palacio construido a finales del siglo XIX por Si Moussay donde destacan sus jardines que ocupan… ¡8.000 m²!. La idea era convertirlo en el palacio más grande del mundo árabe y mezcla estilo islámico y marroquí.
Pagamos los 10 dirhams de la entrada y lo visitamos. No es muy grande el interior, pero por ese precio es una interesante visita, la arquitectura árabe llama mucho la atención y merece la pena verlo, donde destaca el estanque central y las habitaciones para las concubinas del harén del visir del Sultán.
La Plaza Jemaa el Fna de noche
Como ya se nos estaba haciendo tarde, decidimos al salir cambiar el rumbo y volver hacia la plaza para ver si veíamos el zoco y la plaza de las especias, pero si Marrakech puso su empeño para que no fuéramos a visitar los lugares turístico y prefirió que nos perdiéramos por sus calles más auténticas, sin ningún turista, con carnicerías, mercados más pobres, olores y gente que cuando nos veía nos preguntaba extrañados si nos habíamos perdido o nos decían hacia donde quedaba la plaza, nosotros no íbamos a ir en su contra, así que disfrutamos plenamente de todo ello. Sabíamos que no teníamos mucho tiempo allí, pues al día siguiente comenzaba nuestra ruta en coche y nos tocaría en la vuelta encontrar todo, pero debía ser así y también nos gustó mucho conocer esos lugares.
Antes de que anocheciera, pusimos rumbo a la plaza a probar nuestro primer zumo de naranja. No recordamos el número del puesto, nosotros miramos los puestos, en casi ninguno había gente y vimos uno con 3 o 4 personas y allí fuimos. Pagamos los 4 dirhams y realmente qué rico estaba. Y además nos sentó perfectamente, que íbamos con un poco de miedo.
En la plaza, disfrutamos del ambiente, del ruido tan grande que hay, de todos y cada uno de los «actores» que deambulan por aquel «circo» mientras veíamos como el cielo se iba nublando con colores cada vez más oscuros.
Cuando anocheció y viendo que iba a comenzar a llover en cualquier momento nos fuimos a cenar, al Snack Toubkal, lugar que teníamos apuntado donde se comía bien con presupuestos muy bajos y que fue lo primero que reconocimos por la mañana al llegar a la plaza, en su extremo nordeste. Pedimos cada uno unas brochetas de pollo y como no sabíamos que traerían, pedimos aparte un plato de patatas fritas, junto con una botella grande de agua mineral. El plato ya traía patatas fritas (pero casi que mejor porque nos encantan 😆 ) y además arroz y estaba rico. Más adelante descubrimos brochetas más sabrosas, aunque a mayor precio. La cena para los 2 nos salió por 80 dirhams.
Paseamos un poco más por la plaza para bajar la comida hasta que llegó el momento de ponerse a llover, aunque llovía muy poco pero decidimos poner rumbo al riad y descansar y preparar todo para la aventura en coche del día siguiente, pues nos íbamos a hacer la ruta de las mil kasbah atravesando el Atlas y visitando el kasbah Ait Ben Haddou, nuestra primera etapa hacia el desierto del Sahara.
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