El día de ida a Budapest poco podíamos aprovechar, pues llegábamos a Budapesta las 20.30. El vuelo de ryanair fue perfecto, sin ningún contratiempo. Las mochilas ni las miraron, dejaron pasar el otro bulto grande sin medir y fueron excepcionalmente simpáticos y atentos, imagino que la nueva imagen que quieren dar. Y ahora toca ver cómo ir del Aeropuerto de Budapest al centro de la ciudad.
Una vez llegamos a Budapest, cambiamos en el aeropuerto a un cambio malísimo, lo justo para comprar en un taco de 10 viajes. En Budapest puedes optar por diferentes opciones para el transporte, dependiendo lo que pienses que vas a usar el transporte público. Puedes comprar abono, billetes sueltos o taco de billetes. Nosotros somos de andar bastante y vimos que como teníamos suficientes días no pensábamos coger demasiado el metro, por lo que optamos por coger el taco de 10 billetes, el cual sale rentable. Para comprar abono se deben realizar muchos viajes diarios, coger barco, y no creemos que sea necesario si a uno le gusta andar y no tiene excesiva prisa.
Nosotros compramos en el Relay un taco de 10 viajes por 3000 florines, salimos del aeropuerto y giramos a la derecha para coger el autobus 200E, que es el que te lleva hacia el centro. Nos montamos, validamos un ticket cada uno y hasta la última parada. Allí, donde te deja el autobús hay una estación de metro, entramos, validamos otro ticket del taco de 10 y a esperar (en la calle!!) a que pasara el metro para llegar a nuestro hotel.
Allí empezamos a darnos cuenta que todo el mundo va super abrigado y no se quitan el gorro ni los guantes ni para el metro ni como veríamos los siguientes días, ni en el mercado, ni para comer en muchos fríos sitios. Llegó el antiguo metro y en unos 20 minutos llegamos a la parada más céntrica, Deak Ferenc Ter, donde nos bajamos y vimos los primeros puestos de navidad y sus árboles iluminados.
Preciosa imagen junto con la sinagoga de noche. Subimos por la calle de la sinagoga hasta llegar a nuestro apartamento. Contentísimos con él, salimos a cenar y a descansar, que a partir de mañana tocaban unos días de no parar de andar!!
DÍA 2
Nos levantamos al día siguiente y para empezar con las visitas de la ciudad, comenzaríamos por visitar Pest, la parte de la ciudad donde teníamos el apartamento y la más concurrida. Pest era una ciudad independiente en la parte oriental del Danubio que se unió con Buda en 1873.
Nos vestimos cuales cebollas a base de capas, bufanda, guantes, gorro con orejeras.. pues el tiempo estaba entre -3º y 3º. Este primer día lo notamos bastante, íbamos congelados y se nota en las fotos la cara de helados que llevábamos, pero a partir del segundo día se lleva bien, ya que es un tipo de frío húmedo que llega a un punto de congelación en el que ya no te entra más frío y se puede pasar el día entero en la calle sin problemas, incluso comenzamos a entender a la gente que comía o cenaba en la calle y un día hasta nos animamos.
Lo primero fue ir a cambiar dinero y nos acercamos a una pequeña casa de cambio de color amarilla que habíamos leído como la más recomendada. Está en Bajcsy Zsilinszky út 5, un pelín alejada, pero fue el mejor cambio (y con diferencia) que encontramos en Budapest, pena de no haber cambiado más en ese momento.
A continuación, ya con florines en los bolsillos, bajamos la Bajcsy Zsilinszky hasta llegar a la Basílica de San Esteban. La basílica nos impresionó bastante más de lo que pensábamos. Un precioso edificio, el más alto edificio religioso de Hungría, de estilo neoclásico y que en su interior se conserva la reliquia más importante de la cristiandad húngara, la mano momificada rey Esteban I de Hungría, primer rey de Hungría y fundador de la iglesia húngara.
Además, la plaza de la Basílica estaba llena de puestos navideños, puestos de comida, árbol de navidad, luces y una minipista de patinaje. Un lugar precioso para pasar el tiempo, tanto de día, como sobretodo, de noche.
Una de las cosas famosas de Budapest, y de muchos países del este, es la gran cantidad de estatuas esparcidas por la ciudad. En una pequeña plaza, en una esquina, en pleno centro, en el lugar más inesperado.. allí encontrarás alguna.
Nos acercamos al Puente de las Cadenas, pero hoy había unas nubes tan bajas que no se distinguía Buda, ni la ciudadela ni el palacio ni casi el puente.. así que decidimos seguir nuestro camino y esperar a ver si mañana mejoraba que era el día que tocaba cruzar.
De allí fuimos a Vörösmarty tér, que en este momento navideño estaba completamente llena de puestos. Souvenirs, gorros, comida, vino caliente.. otro buen lugar para entretenerse y al que deberíamos pasar luego de noche.
Desde la plaza, parte la calle Vaci Utca, la más transitada de toda la ciudad y abarrotada de puestos, comercios, casas de cambio, restaurantes.. donde siempre hay gente. Hicimos un pequeño cambio a mitad de la calle para acercarnos a la plaza Ferenciek Tere donde se encuentra la Iglesia Franciscana conocida como Belvárosi Ferences Templom. El problema allí fue que la calle está totalmente levantada, igual que vimos otros días en la plaza al lado de la estación keleti o en el parlamento. Deben haber recibido dinero para obras en las calzadas y están trabajando en remodelarlas. Ninguna obra tocaba a los edificios que es lo que más molesta en la visita y las calles levantadas no eran molestia a excepción de la plaza del Parlamento.
Volvimos a la calle vaci utca hasta llegar a su otro extremo donde se encuentra el Mercado Central.
El mercado es otro de los lugares a los que se debe ir sí o sí en una visita a la ciudad. El entrar y ver tooodos esos puestos con las típicas comidas de allí y la gente comprando, ver y poder comprar la paprika, dulces, fiambres, etc.. y subir y tener en esa planta llena de puestos de souvenirs (lo mismo a un precio menor que en cualquier otro lugar de la ciudad) y con varios sitios para comer.
Nosotros decidimos probar en uno de sus puestos, elegimos una salchicha de allí, a la que acompañan con una exquisita salsa de mostaza y para beber una clásica jarra de medio litro de cerveza. La salchicha ya nos parecía grande a lo lejos, pero cuando nos dio a cada uno el plato, vimos que eran enooormes (no se aprecia bien en la foto, que en cualquier caso hay darse cuenta que el vaso de cerveza es una pinta enorme). Eso sí, riquísima, un gran acierto y además a muy buen precio!!
Bajamos de la planta superior después de haber comido y haber realizado las primeras compras y antes de salir nos paramos en un puesto de dulces, ya que vendían porciones enormes de tartas a lo que es al cambio 50 céntimos! Por supuesto que cayó la famosa tarta húngara Dobos, riquísima y salimos de allí completamente llenos.
Desde el mercado, subimos por la calle principal hasta llegar a la zona de Astoria y barrio judío. La calle, por la que pasan sus tranvías contiene muchas tiendas y locales de comida, al igual que imponentes edificios y bonitas iglesias.
Lo más famoso del barrio judío es sin duda la Gran Sinagoga, en la calle Dohany, la mayor sinagoga en Europa y la segunda más grande del mundo.
Su fachada es muy bonita y además en su patio exterior se encuentra el famoso árbol de la vida, memorial a los mártires judíos húngaros que fueron asesinados en la 2ª Guerra Mundial.
En ese momento habíamos completado nuestra ruta circular y comenzaba a anochecer (sí a las 4 de la tarde ya era noche cerrada), por lo que decidimos volver hacia la Basílica y hacer el recorrido completo de puestos que recorre varias calles y plazas desde la basílica hasta el comienzo de la calle vaci utca.
La Basílica de noche, iluminada, es aún más llamativa, el olor de los puestos de comida, las luces, los puestos y mucha gente recorriendo aquellos lugares le daba una magia inigualable.
Pasamos por sus puestos, probamos su vino caliente (que por cierto, no me gustó nada) que lo toma allí el 95% de las personas que estaban, disfrutamos y dejamos pasar el tiempo perdiéndonos entre sus calles.
Durante el día casi no había gente, pocos turistas, pocos húngaros, pero a partir de las 5 aparecía muchísima gente, llenando los puestos y disfrutando con la noche y las luces.
Una vez recorrimos todos los puestos y totalmente satisfechos con la visita y el lugar, decidimos volver hacia casa, parándonos antes a cenar en un Kebab que se nos había antojado. Decir que si buscas un Kebab o si buscas cualquier lugar para comer, tranquilo, hay más que Stabucks en USA, varios por cada calle, una barbaridad de locales.
Y llegamos a casa, contentos con el día y algo cansados, así que a descansar que mañana tocaba andar mucho, cruzar varios puentes sobre el Danubio y subir la colina de Buda. De momento, la visita iba perfecta. Y nuestro apartamento todo un acierto, enorme, nuevo, limpio, camas comodísimas, luminoso, con buena calefacción… de 10!
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